¿Cuáles son los distintos tipos de aborto?
El aborto tiene dos formas: médica (también conocida como “píldora abortiva”) o quirúrgica.
El aborto médico sólo está aprobado por la FDA si tu embarazo tiene 10 semanas de gestación o menos, mientras que el aborto quirúrgico suele practicarse más avanzado el embarazo.
Si estás pensando en abortar, es fundamental que aprendas todo lo que puedas sobre cómo funciona el aborto y los riesgos potenciales que supone para tu salud física y mental.
Ambos tipos de aborto interrumpen el embarazo y lo extraen del útero.
El aborto médico utiliza dos fármacos potentes. El primer fármaco, la mifepristona, hace que se desprenda el revestimiento uterino y que se desprenda el embarazo. El segundo fármaco, el misoprostol, hace que el útero se contraiga, expulsando el embarazo por la vagina.
El aborto quirúrgico consiste en dilatar (abrir) el cuello uterino para que los instrumentos médicos puedan entrar en el útero e interrumpir y eliminar el embarazo. Al principio del embarazo, se utilizan fuertes instrumentos de succión y raspado, mientras que más avanzado el embarazo, se emplean fórceps para extraer las partes más grandes.
Ambos tipos de aborto conllevan riesgos potencialmente graves para tu salud mental y física.
El aborto conlleva riesgos para tu salud mental. Según un estudio que analizó la relación entre el aborto y las complicaciones de salud mental, está claro que “al menos algunas mujeres tienen importantes problemas de salud mental causados, desencadenados, agravados o complicados por su experiencia abortiva”.
Además, si te sientes presionada de algún modo para abortar, tienes un trastorno mental preexistente o tienes creencias morales contradictorias, es más probable que sufras una complicación de salud mental tras un aborto.
El aborto incompleto es el principal riesgo asociado al aborto médico. Un aborto incompleto se produce cuando partes del embarazo interrumpido permanecen en el útero, y puede provocar una infección potencialmente mortal, hemorragias prolongadas y dolor.
La perforación uterina es uno de los principales riesgos del aborto quirúrgico. Esto ocurre cuando uno de los instrumentos médicos hace un agujero en tu útero, y puede provocar cicatrices uterinas, que pueden causar menstruaciones dolorosas e infertilidad en el futuro.
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